jueves, 14 de agosto de 2008

Dos maneras distintas de decir "te amo" ( y II)



La segunda peli es un collage de historias que en su inicio parecen inconexas, pero que según se acercan a su momento culminante, coincidiendo con la Nochebuena, se van enlazando y resolviendo en conjunto, en un escenario en el Londres actual, como escaparate multicultural plagado de clichés que contribuyen a acentuar su intención de comedia sin mayores aspiraciones.
El guión atraviesa las relaciones padrastro-hijastro, esposa-marido, divo acabado-manager curtido, novia perfecta- amigo del alma, chica tímida-chico tímido, los dobles de cuerpo de una pareja de actores porno ( que da lugar a situaciones comiquísimas por el choque entre el exquisito trato que se dispensan los implicados y el hecho de estar en medio de escenas muy íntimas de profunda incomodidad en público ) ... e incluso bromea con la posibilidad del amor en el 10 de Downing Street, con un Primer Ministro soltero empedernido, cuyo romance con una empleada no pasa de ser una revisión amable de temas de actualidad-cotillil-política con críticas más o menos evidentes al rancio y tradicional sometimiento británico al "amigo" americano.
Para mí la peli se salva del blandorrismo típico de otras etiquetadas como "comedias románticas" precisamente porque no se toma en serio a sí misma, y evita profundizar en cuestiones como el desamor, el desengaño, la infidelidad, los celos, y tantas clases y variedades de amor, fraternal, filial, la amistad, el compromiso, la lealtad, en fin... Lo que es el amor, en realidad: Love Actually.
Una postal de Navidad simpática, que nos recuerda lo de "mejor con una sonrisa", totalmente opuesta al planteamiento casi metafísico que encontramos en Solaris.

lunes, 4 de agosto de 2008

Cine: Dos maneras muy distintas de decir "te amo" ( I )



En los últimos días tuve la oportunidad de verlas en la tele. La primera no se presenta como una historia de amor, sino que ésta forma parte del argumento, como una trama más, aunque según avanza el metraje se impone como respuesta a todas las cuestiones que nos estuvieron intrigando desde el comienzo de la peli.

De hecho, el formato inicial es el de una historia de intriga, una especie de policíaco en el que el peso de la investigación corre a cargo de un psiquiatra, sumado al ingrediente de que sucede en un escenario futurista, pero no de ciencia-ficción al uso, sino de ese futurismo posible y probable, como el que vimos en el clásico "2001". Como efecto para aumentar el suspense, los personajes que el psiquiatra se va encontrando están en estado de shock, puesto que en la nave que ocupan ha ocurrido una tragedia y hay personas muertas, cuyos cuerpos se guardan en la cámara frigorífica, y las explicaciones que pueden aportar se hacen difíciles o inverosímiles.

A través de flash-backs, fragmentadamente, vamos conociendo la tragedia personal del psiquiatra, cuyas consecuencias en sus recuerdos tendrán efectos esclarecedores y determinantes en su investigación. En el clímax de la historia, el protagonista tendrá que hacer una elección capital, y es esa decisión la que convierte esta película ( que a buen seguro muchos calificarán como "difícil") en una declaración de amor que me conmovió, sin recurrir a ninguno de los gastados recursos de las pelis románticas de toda la vida.

Y es en esto donde quiero hacer hincapié, en lo hondo que me llegó el trasfondo de la historia: La crucial elección del ser humano entre lo racional y lo espiritual, y cómo el amor es una cuestión de toda naturaleza menos racional. Es fundamental comprender que se trata de la elección de un científico, de un hombre de ciencia, frente a lo aparente, a lo inexplicable... a lo irracional. Y además, manifiestamente ateo, lo cual, viendo la película, hace que su decisión implique algo tan emocionante, tan fascinante, tan (de nuevo) conmovedor, como renunciar a sus principios, a su credo... por amor.

La peli tiene muchísimo por donde rascar, pero esta vez sólo quise comentar esta faceta. La recomiendo, pese a su presunta "dificultad": Solaris ( yo vi la versión americana, que el original es una peli soviética homónima, de 1.972, dirigida por Andrei Tarkovski ).

viernes, 1 de agosto de 2008

Ser objetivo

¿Cuántas veces hemos hecho una lista de algo? Las mejores canciones, los mejores atletas, las mejores películas, los libros más influyentes, mejores actores y actrices... Aparte de las propuestas en los medios de comunicación, que en realidad intentan promocionar algún género de su mismo palo, o simplemente vender productos en un mercado, cuántos de nosotros nos hemos atrevido a organizar nuestros gustos en categorías... alguna vez.

Intentamos listas de mujeres y hombres más hermosos, sin darnos cuenta de que pretendemos imposibles. Creo que pocas cosas hacen más daño a la libertad de ser uno mismo que las modas, los gustos impuestos. Sí, da igual que se haga de una forma más notoria o más sibilina, porque al fin y al cabo todo ello responde a una intención, básicamente obedeciendo a criterios comerciales.
Que las personas necesitemos patrones de belleza o de bondad, categorías ante las cuales compararnos, e ideales a los que aspirar, nos hace caer en lo que para mí es un error. Ponemos nuestras ilusiones en cumplir con ideales ajenos, y si no conseguimos acercarnos a lo que creemos que debemos ser, es que no servimos, somos mediocres, normales, del montón.
Vaya sarta de estupideces.

Cuando escucho a alguien que intenta convencerme de que existe un patrón objetivo, un criterio que no es el mío ni el suyo para decidir qué es lo bueno, o lo hermoso, no puedo evitar sentir que esa persona se está perdiendo la mitad de la realidad. Ni siquiera cuando alguien defiende su propio criterio como el auténticamente objetivo.
La objetividad no existe en lo que atañe a las personas. Basta con cambiar el nombre "persona" por su sinónimo "sujeto": ¿Acaso puede un sujeto ser objetivo? ¿Por qué hay personas convencidas de que se puede ser objetivo, y no se dan cuenta de que lo que realmente pretenden es persuadirnos de que su punto de vista es mejor que el nuestro?

No es posible ser subjetivo con las matemáticas o con la física, por muy humanas creaciones que sean, porque tratan de la naturaleza del mundo. Pero acerca de la naturaleza humana nadie puede ser patrón de los criterios de otro.
Es tan real mi punto de vista como el de cualquiera, mientras respete la libertad de los demás, y estoy convencido de que todo aquél que intente convencerme de que estoy fuera de la realidad sólo porque mis gustos... o mis listas, no coincidan ni de lejos con las suyas, es porque no cree en la libertad de pensamiento.