Me gustó cómo está narrada la relación entre Constance y Mellors, en el sentido de que es muy auténtica, como ocurre con muchas relaciones humanas, en las que unos prejuicios iniciales dan paso al carácter profundo de las personas:
Hay un rechazo inicial, porque a primera vista, ambos ven en el otro una simple figura de una clase en particular. Ella ve un guardabosques lenguaraz, maleducado, grosero, y él ve una dama refinada y superficial.
Sin embargo, hay dos actitudes que hacen evolucionar esa relación, y un factor externo determinante: Las dos actitudes son hablar y f*ll*r, y el factor externo es el agente "Naturaleza". La Naturaleza es un personaje más, como en toda literatura que tenga aún un mínimo viso romántico. La lluvia, el Sol, el rocío, la noche, el viento, el claro del bosque, la espesura, las pendientes, el agua... todos son elementos con un valor real y otro simbólico, y que influyen en el estado de ánimo y en el comportamiento de los personajes.
En cuanto a las actitudes, es en la conversación neta, franca, sin formalismos, o más bien con formalismos usados con ironía y sarcasmo, sobre todo por parte del resentimiento de Mellors, donde vemos una evolución. Constance es un ariete con su franqueza en el muro de dolor de Mellors, y él empieza a verla como una mujer, no como una dama. Del mismo modo, la naturalidad y falta de pedantería de Mellors abre la puerta a una nueva percepción para Constance. La evolución en su apreciación del cuerpo de su amante es un ejemplo.
Aunque el primer encuentro sexual parece más bien un, no sé decirlo, un "forzamiento consentido" ( a ella no le agrada, pero permite, y siente curiosidad), y algo bastante mecánico, desolador, frustrante, activa resortes en ambos que les acercarán, saltarán por encima de sus prejuicios, y al provocar ternura, nacerá una confianza, complicidad, y surgirán varias revelaciones.
Las revelaciones son los verdaderos sentimientos y esperanzas de ambos personajes, que a medida que progresan en su relación física, lo hacen en su "espíritu de pareja" ( hay conceptos que no sé expresar). Y viceversa, el contacto personal y su humanidad, les hace ser más frecuentes y más completos amantes.
El sexo, con sus nombrecitos, sus variantes de traducción, nos ha resultado a veces chocante, otras, simpático, otras arrasador. La descripción de algunos orgasmos, para ser de los años 20, se anticipa con mucha puntería a los estudios de Masters y Johnson de los años 60, y es en ese sentido donde abundo con Babayu, sobre el feminismo que hay en reconocer y estimar el placer femenino. pero obviamente, también su valor intelectual, como liberación.
La mujer en esta novela es la heroína, sin duda. Acepto que Lawrence hace una crítica demoledora de su sociedad, y en esta novela mucho más autobiográfica de lo que él mismo reconocería, aparte de un homenaje a la mujer con la que cambió su vida, hace un reconocimiento de la mujer por antonomasia como "motor del mundo". El mundo que critica Lawrence es el mundo de los hombres, insensibles, nulos para la ternura (palabra que aparece como necesidad inmensa de los amantes), mientras apuesta por el símbolo que supone la unión carnal de Connie y Mellors: El retorno a la Naturaleza.
Creo por ello que esta novela es ante todo Feminista y Romántica, aunque no sólo eso.
Hay un rechazo inicial, porque a primera vista, ambos ven en el otro una simple figura de una clase en particular. Ella ve un guardabosques lenguaraz, maleducado, grosero, y él ve una dama refinada y superficial.
Sin embargo, hay dos actitudes que hacen evolucionar esa relación, y un factor externo determinante: Las dos actitudes son hablar y f*ll*r, y el factor externo es el agente "Naturaleza". La Naturaleza es un personaje más, como en toda literatura que tenga aún un mínimo viso romántico. La lluvia, el Sol, el rocío, la noche, el viento, el claro del bosque, la espesura, las pendientes, el agua... todos son elementos con un valor real y otro simbólico, y que influyen en el estado de ánimo y en el comportamiento de los personajes.
En cuanto a las actitudes, es en la conversación neta, franca, sin formalismos, o más bien con formalismos usados con ironía y sarcasmo, sobre todo por parte del resentimiento de Mellors, donde vemos una evolución. Constance es un ariete con su franqueza en el muro de dolor de Mellors, y él empieza a verla como una mujer, no como una dama. Del mismo modo, la naturalidad y falta de pedantería de Mellors abre la puerta a una nueva percepción para Constance. La evolución en su apreciación del cuerpo de su amante es un ejemplo.
Aunque el primer encuentro sexual parece más bien un, no sé decirlo, un "forzamiento consentido" ( a ella no le agrada, pero permite, y siente curiosidad), y algo bastante mecánico, desolador, frustrante, activa resortes en ambos que les acercarán, saltarán por encima de sus prejuicios, y al provocar ternura, nacerá una confianza, complicidad, y surgirán varias revelaciones.
Las revelaciones son los verdaderos sentimientos y esperanzas de ambos personajes, que a medida que progresan en su relación física, lo hacen en su "espíritu de pareja" ( hay conceptos que no sé expresar). Y viceversa, el contacto personal y su humanidad, les hace ser más frecuentes y más completos amantes.
El sexo, con sus nombrecitos, sus variantes de traducción, nos ha resultado a veces chocante, otras, simpático, otras arrasador. La descripción de algunos orgasmos, para ser de los años 20, se anticipa con mucha puntería a los estudios de Masters y Johnson de los años 60, y es en ese sentido donde abundo con Babayu, sobre el feminismo que hay en reconocer y estimar el placer femenino. pero obviamente, también su valor intelectual, como liberación.
La mujer en esta novela es la heroína, sin duda. Acepto que Lawrence hace una crítica demoledora de su sociedad, y en esta novela mucho más autobiográfica de lo que él mismo reconocería, aparte de un homenaje a la mujer con la que cambió su vida, hace un reconocimiento de la mujer por antonomasia como "motor del mundo". El mundo que critica Lawrence es el mundo de los hombres, insensibles, nulos para la ternura (palabra que aparece como necesidad inmensa de los amantes), mientras apuesta por el símbolo que supone la unión carnal de Connie y Mellors: El retorno a la Naturaleza.
Creo por ello que esta novela es ante todo Feminista y Romántica, aunque no sólo eso.
1 comentario:
Yo ya dije en su día cuando lo leí (verano de 2007), que hacía tiempo que un libro no me impactaba tanto. Se me hizo una novela genial y, si cabe, más interesante al tratar de una zona de Inglaterra (Midlands) que tuve la ocasión de conocer, ya que viví y trabajé un tiempo allí. Es, como se describe -pese a haber sido escrita hace tantísimos años- una zona cerrada (aún lo sigue siendo), de acento inclasificable y gentes conservadoras. Y en medio de ese pedazo de la Inglaterra profunda, y lo más sorprendente, en los comienzos del siglo XX, surge un autor que se atreve a desafiar a todo el mundo y tratar del tema del sexo y el conservadurismo de esta forma tan fresca y actual. De sus personajes me quedo con Oliver Mellors, cómo no¡¡¡. Me encanta su manera de ser, su forma de encararse, tan sincera, tan brutal, cómo contesta a la hermana de Connie, vaya tela.... Al mismo tiempo, es un hombre que conoce la sexualidad femenina a fondo, y trata de complacer primero a la mujer y luego a sí mismo.
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