sábado, 27 de diciembre de 2008

Dragones, unicornios, y dependencias simétricas


Para mí, que no soy psicólogo profesional, ni psiquiatra, psicoanalista, terapeuta, asesor de pareja, ni escritor de libros de autoayuda (:p), una "dependencia simétrica" es una relación personal en la que:
- cada participante (y pienso en dos, normalmente) siente que necesita al otro tanto, que no se considera capaz de ser él/ella mismo/a sin la compañía cercana, el apoyo, y la cooperación del otro (por esto, es una dependencia),
- los participantes sienten que reciben lo mismo que dan: Se sienten correspondidos (y por esto es simétrica).


Intentaré explicar esto:
- En primer lugar, dejar claro lo que está en negrita: En mi humilde opinión, los asuntos afectivos se miden en términos se percepción, de pareceres, de sentires, y son por tanto subjetivos, por mucho que cuando queramos ser tajantes usemos expresiones como "sinceramente" (se supone que uno va a ser sincero siempre con su pareja, pero la sinceridad es lo primero que desaparece, y casi siempre con la excusa del miedo a herirla con nuestra verdad), "objetivamente", etc.
Todo esto significa que no existe una sola verdad en las relaciones personales. Por supuesto tampoco la que estoy escribiendo aquí, que no es más que mi opinión.

- cuando uno siente que para ser él mismo (ser feliz, sentirse completo, etc.) precisa de otra persona, existe una dependencia. Una dependencia no es algo malo de por sí; para mí las dependencias son negativas cuando son desiguales, desequilibradas. Y para serlo, basta con que uno sólo de los participantes así lo sienta.

- Sobre el segundo punto, procurar tal simetría no depende, claro está, de nosotros. No del todo. Sólo la mitad. Para mí, visto así, es fácil de comprender:
Cuando uno siente, al principio de una relación, o pasado un tiempo, o simplemente cada vez que hace balance, que vive la relación de modo desigual, tendrá motivo de queja. La queja trae el reproche, el reproche la crítica, la crítica el rencor, el rencor la pérdida de confianza y del respeto. Y bueno, toda la cadena de trabas a la comunicación, que sería lo que podría solucionar tantos conflictos.
Por descontado, soy de los que creen que cuando sientes la necesidad de hacer balance, es que ya estás intuyendo que existe un desequilibrio, y eso te impulsa a comparar.

- Esto que acabo de mencionar lo considero aplicable a los dos grandes grupos de relaciones (ay, las marrditas etiquetas): Amor y Amistad. Pero, y ¿qué hay de todas esas "zonas grises"?
Puff, intentar definir por separado el amor y la amistad, anda que no se habrá intentado veces.
Yo ni lo intentaré. Al menos, en esta entrada.

3 comentarios:

Majo dijo...

Entendido... y lo mejor de todo ha sido lo de que no eres "psicólogo profesional" :D

A través del espejo dijo...

Jaja! Pues en vez de burlarte, podrías llamar a Tele 5. Si le han dado una pasta a dos delincuentes por reírse de nosotros contando su vida, no les importará hacer rico a un impostor.
A lo mejor cuela.

Majo dijo...

Holitas, Espejo. Como soy de las que gusta de releer y releer y releer (el reader es una auténtica maravilla para esto de los blogs con feeds completos, qué descubrimiento...), me atreví a entrar de nuevo a una entrada que, casi un año justo después, sigue siendo para mí un tremendo talón de Aquiles.

Leí hace nada (otra vez), en El País Semanal un artículo sobre asimetrías. Es lo de siempre, está más claro que el agua, pero a mí me gusta que me expliquen las cosas clarito, aunque luego sea la persona más enrevesada del mundo. Bien, pues decía -o iba a decir-, que este artículo me lo puso Pommm! en mi cara, por si acaso no lo sabía (jeje).

Paso a resumirte pues, porque vale realmente la pena y me gustaría compartirlo contigo y con cualquiera que, buscando la foto de Náufrago o la de los Huesos, se tope con esta excelente descripción de algo que hace que la gente se separe.

Uno se abre, el otro no suelta prenda. Si la situación persiste, la brecha se va haciendo cada vez más insalvable: el que no suelta prenda se sentirá presionado, el que se abre sin límites se sentirá frustrado.
Entonces, qué pena, pero llegamos al final del cuento, porque no, no acaba bien, como algunos ilusos quisiéramos, y el que no suelta prenda terminará rehuyendo esa relación, y el que se abre no encontrará motivación para continuarla.

Siempre me gusta pensar que el final nunca está ahi, que mientras la gente respira todo es capaz de conseguirse, pero fíjate, leo esto de hace un año y en todo este tiempo, que se dice pronto, no he sido capaz de conseguir que esa desmotivación de la que se habla (que no sé si siento), me empuje a un distanciamiento.

Yo,Espejo, es que no sabía, o no recordaba lo que puede llegar a doler una separación por parte de quien en el fondo no la desea.

(Qué sensación tan chula esta de saber que solo el autor del blog va a leer esto, jajaja)

Besos de sé que estás durmiendo a estas horas...