2010 es una cifra redonda lo bastante llamativa como para haberla elegido alguna vez al preguntar cómo nos veríamos en el futuro.
Recuerdo preguntar a mis parientes y amigos, y ser también preguntado por ellos, “¿qué estarás haciendo en el 2010?”, o “¿cómo te imaginas en el 2010?”, “¿cómo será tu vida en el 2010?” y cosas por el estilo.
Personalmente, mis años 2007 (desde el verano), 2008 y 2009 han sido bastante parecidos en hechos y en sucesos, y aunque en resumen pudiera decir que habría dado lo mismo cambiar el orden, que poco se habría notado, tengo suficientes entendederas (eso creo) como para captar que todo ello, aun siendo repetitivo, me ha hecho crecer.
“Crecer”. Vaya. Desde hace un tiempo he estado releyendo lo que he escrito (casi el 100 % aquí en el blog), y encontré que necesitaba renombrarlo. Que muchas de esas ideas que había ido expresando y a las que fui poniendo etiquetas como “pensamientos” o “reflexiones” (junto con los comentarios que habéis querido aportar y las respuestas que me sugirieron) eran sobre todo modos particulares de asimilar lo vivido, de manera que tales etiquetas se me hicieron demasiado genéricas. Cuando quise encontrar una palabra baúl en la que incluirlas, pensé que ante todo había crecido, y no solo había sumado años.
Cuando me di cuenta de eso, pensé (y afortunadamente sentí) que ha valido la pena. Y entonces, como estamos en Navidad, y como yo soy de esas personas que deja para Navidad los mensajes y el contacto con mucha gente que quiero (en el sentido más amplio que puedo imaginar de “querer”), entonces, digo, deseé que para ellos también estos años hayan sido provechosos, aun con sus rutinas. Y más, les envié por escrito y con el menos convencional de los ánimos mi deseo de que el 2010 sea mucho más que una cifra redonda a recordar en… por ejemplo, 2020. Que el año que ya llega sea memorable solo como una coletilla para ubicar sucesos o hechos, ellos sí, dignos de ser marcas valiosas en sus vidas (también en la de quienes quiera que me leáis, por supuesto). En fin, que les hagan crecer. Que os hagan crecer.
En el año 2010 yo voy a seguir creciendo. Tengo esa certeza que me tranquiliza. No es un augurio, ni una apuesta, ni una ilusión (aunque me “haga” ilusión, que no es lo mismo). Es sencillamente que en los próximos meses concluirán varios procesos que promoví en su día, que afectan a mi trabajo y a mi familia, y cuyos resultados espero que lleguen sin prisa pero sin pausa, sin ruido, pero a plena luz. Me harán crecer, sean cuales sean. Sé a dónde me dirijo, y no saber si delante hay trampas, o encontrarlas donde no las esperaba, puede que me canse, pero no me desanima.
Unos por tradición, y otros por plena intención. Pero al final todos contamos con el azar como todo lo que no podemos controlar, y así nos referimos a él como algo activo y consciente cuando nos decimos “buena suerte”, “que te sonría la fortuna”…Ahora que lo pienso, una de mis hermanas siempre me ha dicho que tengo una estrella como una catedral.
Ya lo veremos.