Con ésta ya la vi unas cuatro veces, creo. No me importa que sea Tom Hanks, da igual. Esta historia ya la conocemos los de nuestra generación. Los que entre la pubertad y la adolescencia recibíamos siempre de algún pariente o amigo con buenas intenciones (más bien de sus padres, jeje) un libro. Una novela adaptada, con ilustraciones, sobre un clásico universal. En este caso, Robinson Crusoe.
Defoe no pensó para nada, supongo, en hacer una novela de aventuras para lectores jóvenes, de la misma manera que Swift tampoco escribió Los Viajes de Gulliver pensando en los adolescentes.
El problema con relatos como estos es que al haberlos leído en nuestra juventud, no reflexionemos lo bastante profundo sobre su mensaje, su moraleja, su enseñanza. Que al fin y al cabo, la tienen, y por eso justamente se recomiendan a los jóvenes, para formar eso que los de ahora parece que no tienen: El "espíritu".
Y eso. En cuanto a la historia de "Náufrago", pues lo que tiene de metáfora, o alegoría, que ahora no recuerdo por qué se distinguen. Lo de un hombre solo en una isla desierta, pues no es más que una simplificación didáctica del género humano en el Mundo. Y su odisea para sobrevivir en la isla, es la reproducción de nuestra Historia, la común a todos nosotros: El habla, el descubrimiento del fuego, la conquista del entorno, el desarrollo de la industria, del comercio, el contacto con otros congéneres...
En Náufrago, con mucho acierto, Viernes es representado por Wilson, una pelota de voleibol, y la relación "civilizado"-"salvaje" (ambos términos entre comillas, para dejar claro que expresan la visión de Defoe sobre el contacto entre culturas propio de su época), se sustituye por la más acorde con la actual, de semejantes, vecinos, iguales.
Wilson es fascinante para mí como personaje, ya que no posee identidad propia, sino que es una original manera de hacer ver al espectador un mecanismo de nuestra mente que surge en situaciones extremas de soledad: El desdoblamiento de personalidad. Como seres sociables, los humanos necesitamos, biológica y psicológicamente, compartir el Mundo. La soledad es contraria a nuestra naturaleza, y es sobrecogedor ser testigo de esa paranoia en el náufrago, que sin embargo le permite sobrevivir a su extrañamiento.
Como sucede en otra obra maestra del cine, Cadena Perpetua (The Shawshank Redemption), la esperanza= la ilusión= la ficción, es lo que nos mantiene en la lucha.
En Náufrago, además, hay una agudísima y preciosa reflexión sobre la incomunicación humana, tema presente en todas las formas de arte desde siempre, y más abundante en la actualidad:
En una época llena de posibilidades de comunicación, ser desplazado súbitamente a un espacio ajeno a esto, es como estar muerto.
En la película, Hanks encuentra un motivo más para la supervivencia: Su trabajo le define como persona: Es un mensajero, es el medio para alcanzar precisamente lo que a él le falta, y si no puede conseguir "su" meta, "su" esposa, "su" destino, entonces ayudará a conseguir el de "otro". Pero... mejor, ved la película.
Yo, como "optimista existencial" (no me habré llevado suficientes palos en la vida), me quedo con el mensaje, perfecto, sublime: Nunca sabes qué traerá la marea.
Defoe no pensó para nada, supongo, en hacer una novela de aventuras para lectores jóvenes, de la misma manera que Swift tampoco escribió Los Viajes de Gulliver pensando en los adolescentes.
El problema con relatos como estos es que al haberlos leído en nuestra juventud, no reflexionemos lo bastante profundo sobre su mensaje, su moraleja, su enseñanza. Que al fin y al cabo, la tienen, y por eso justamente se recomiendan a los jóvenes, para formar eso que los de ahora parece que no tienen: El "espíritu".
Y eso. En cuanto a la historia de "Náufrago", pues lo que tiene de metáfora, o alegoría, que ahora no recuerdo por qué se distinguen. Lo de un hombre solo en una isla desierta, pues no es más que una simplificación didáctica del género humano en el Mundo. Y su odisea para sobrevivir en la isla, es la reproducción de nuestra Historia, la común a todos nosotros: El habla, el descubrimiento del fuego, la conquista del entorno, el desarrollo de la industria, del comercio, el contacto con otros congéneres...
En Náufrago, con mucho acierto, Viernes es representado por Wilson, una pelota de voleibol, y la relación "civilizado"-"salvaje" (ambos términos entre comillas, para dejar claro que expresan la visión de Defoe sobre el contacto entre culturas propio de su época), se sustituye por la más acorde con la actual, de semejantes, vecinos, iguales.
Wilson es fascinante para mí como personaje, ya que no posee identidad propia, sino que es una original manera de hacer ver al espectador un mecanismo de nuestra mente que surge en situaciones extremas de soledad: El desdoblamiento de personalidad. Como seres sociables, los humanos necesitamos, biológica y psicológicamente, compartir el Mundo. La soledad es contraria a nuestra naturaleza, y es sobrecogedor ser testigo de esa paranoia en el náufrago, que sin embargo le permite sobrevivir a su extrañamiento.
Como sucede en otra obra maestra del cine, Cadena Perpetua (The Shawshank Redemption), la esperanza= la ilusión= la ficción, es lo que nos mantiene en la lucha.
En Náufrago, además, hay una agudísima y preciosa reflexión sobre la incomunicación humana, tema presente en todas las formas de arte desde siempre, y más abundante en la actualidad:
En una época llena de posibilidades de comunicación, ser desplazado súbitamente a un espacio ajeno a esto, es como estar muerto.
En la película, Hanks encuentra un motivo más para la supervivencia: Su trabajo le define como persona: Es un mensajero, es el medio para alcanzar precisamente lo que a él le falta, y si no puede conseguir "su" meta, "su" esposa, "su" destino, entonces ayudará a conseguir el de "otro". Pero... mejor, ved la película.
Yo, como "optimista existencial" (no me habré llevado suficientes palos en la vida), me quedo con el mensaje, perfecto, sublime: Nunca sabes qué traerá la marea.
1 comentario:
Dices algo que me ha hecho reflexionar: "(...)al haberlos leído en nuestra juventud (...)". Tienes mucha razón, mucha. Las mejores lecturas las leemos a destiempo, y en cambio a los taytantos leemos muchas novelas en ocasiones escritas solamente para vender y que se hagan películas de ellas (siento si suena demagógico).
Por ello, precisamente, estoy coleccionando las "Joyas Literarias", que por otra parte todavía conservo en la cambra de la casa de mis padres, desperdigadas y con tapas viejunas.
No será lo mismo que leer los libros "originales" -espero que entiendas a qué me refiero, porque hace poco alguien creyó que me refería a los escritos en su lengua original-, y puede que mi hijo y yo nos perdamos muchísimos matices, pero puede suceder que a raíz de un cómic tanto él como yo nos animemos a leer las novelas, ver las pelis, leer más en la wikipedia (esa que tanto falla pero que tanto nos descubre a su vez). Y si son clásicos... por algo será.
PD: muy de acuerdo también con tu última frase. Me levanté optimista hoy, ya ves :)
Besets
Publicar un comentario