lunes, 24 de noviembre de 2008

Unbreakable...

... o "El Protegido" es la película de la que hablaré ahora. Aunque me temo que tengo mucho que decir.
Para empezar, me acerco prevenido ante el hecho de que es "la siguiente película de M. Night Shyamalan con Bruce Willis después de El Sexto Sentido". Sólo eso ya condiciona mucho. Si pudiese resumir en un argumento qué me atrae tanto del cine de este señor, diría que consigue expresar de manera magnética el asombro del hombre corriente cuando en su vida cotidiana interviene lo fantástico, lo que desafía a la lógica, lo que se sale de lo normal.
En las películas de Shyamalan, personas normales ven quebrada su idea del mundo por sucesos extraordinarios.
Ocurre en "Señales", donde las convicciones y la fe del personaje de Mel Gibson se ven sacudidas por acontecimientos que ponemos fuera de la realidad. Ocurre en "El Sexto Sentido", donde el personaje de Bruce Willis ve quebrado su sistema de valores, sus principios, por la conciencia de su propia condición.
Y ocurre exactamente lo mismo en "El Protegido". En las tres, el protagonista se niega a asumir lo que se va haciendo paulatinamente más palpable, y es a través de una revelación determinante, que marca el clímax de la historia, como termina aceptando que lo fantástico es en realidad lo válido.
De las tres, es en "El Protegido" donde yo encuentro más marcado este concepto. Para mi gusto, lejos de convertir esta película en una broma, una "paranoia" del director (que escribe el guión), o una fantasmada, el que la lógica de lo que sucede resida en la explicación menos convencional hace que se trate de una historia redonda.

Dentro de la película, me encanta cómo están tratadas las relaciones personales. Visto lo visto, se puede tirar por el camino de Woody Allen o Ingmar Bergman, atiborrándose de densos y brillantes diálogos, o por el de autores como Peter Weir, David Lean o Shyamalan, en los que el lenguaje cinematográfico se come literalmente al literario (valga la redundancia). Así sucede en la relación entre padre e hijo, marido y mujer, y héroe y villano.
Es magnífico comprobar cómo el estilo narrativo americano, el que construye personajes mediante momentos puntuales elocuentes, ha pasado tan brillantemente al cine (curiosamente de los tres directores mencionados ninguno es americano: Uno era británico, el otro es australiano, y el tercero es de origen hindú, pero con evidentes semejanzas con Hitchcock).
Así ocurre con la estupenda relación entre los máximos protagonistas, héroe y antihéroe que, pese a tener las mayores cantidades de diálogo, se definen por sus opuestas reacciones ante los mismos hechos. El Bien y El Mal, David y Elijah (Elías, como el profeta de las Escrituras... los nombres, siempre determinantes en los personajes, nunca puestos al azar).
Tendría mucho de qué hablar sobre tantos aspectos, que haría una entrada interminable. Me conformo con esto.

1 comentario:

Paula dijo...

Siento decirte esto, pero me esperaba más "miga" de un amante de las palabras como tú.
Será que estoy exigente.
;)