viernes, 27 de marzo de 2009

Pichurri y el plasma



Amor mío, ¿cuántas pantallas de plasma valgo? ¿cuántos LCD me adoras?. Yo te quiero más que todos mis puntos moviestar, ya lo sabes...

Allí estábamos, en medio de aquel pasillo de sección de la Audiencia, mi compañero y yo, testigos en otro proceso, esperando a que nos llamaran. Y testigos involuntarios fuimos de la escena que os voy a contar. Escena que me trajo de nuevo a la memoria la horrible mesa de rueda de carreta estilo Rodeo con la que Harry perdía el temple intentando hacer ver a sus amigos que si no se ponían de acuerdo de una vez sobre ella, acabarían convirtiéndola en el origen de su separación.


Volvamos a la audiencia. En este caso se trataba de una mujer de acento colombiano, más cerca de los 45 que de los 40, con un gusto peculiar acerca de las botas camperas y el pelo cardado, negro, brillante, cayendo en melena rizada sobre el lomo de una torera que no acierto a describir por falta de vocabulario sobre estilo. Tenía la expresión confusa, como empeñada en asimilar la lógica demoledora del discurso con el que la acribillaba el asesor de gafas que tenía delante.

Su abogado (SAAAAAAAALLLLLL, RATITAAAA!!!), de los del gremio de pelo engominado estirado hasta el horizonte de su nuca, con un trozo de tela negra acrílica doblado sobre un antebrazo (así se dobla la autoridad con la que se in-visten sus señorías), y con una carpeta demasiado pequeña para los papelotes que mordía, se esforzaba en persuadirla de lo valioso que sería para ella renunciar a su empleo deliberadamente, a la hora de quedarse con el televisor de plasma que su presuntamente ya exmarido (ex- marido, o simplemente, pringao) había adquirido en los esplendorosos tiempos de Coffeedis, y que por supuesto había sido incapaz de financiar, convencido (sugestionado por hipnosis publicitaria, diría yo) de que las vacas engordaban hasta el Infinito... y más allá.

Atento al detalle de que mi compañero está ultimando sus estudios de Sociología, me atreví preso de la sorna a sugerirle tema y título para uno de sus trabajos: El Amor y los Bienes Materiales (claramente un homenaje encubierto a un título tan sugerente, ambicioso y opuesto al materialismo como Beatriz y los Cuerpos Celestes, de la Echevarría). En fin, pedante que es uno...

Con una sonrisa más resignada que entusiasta, compartimos esa pequeña desolación que aparece inevitablemente con cada proyecto que no sale como se espera cuando comienza.


Y uno no puede vencer la tentación de encontrar una explicación justiciera (influencia del lugar, supongo) a esos desencuentros: Eso os pasa, como al 99 % de las parejas (que para eso se inventaron las estadísticas, vaya), por transformar vuestros sentimientos hacia el otro en electrodomésticos. En la era del centrino, hay demasiado cenutrio.

¡Ad-judicado! Digooo... ¡Visto para sentencia!

5 comentarios:

maruxiña dijo...

Sí sí testigos en otro proceso... te faltó lo de un amigo me contó que... jijiji.
En serio... la llamada a pasión de gavilanes no tiene desperdicio.
Muy buena entrada, me encanta la ironía (a no ser que fuera en serio, en ese caso....ya me callo jejeje)
Biquiños meu!!!

Paula dijo...

Je,je,je.... Tú, como siempre, "Walking on the wild side"

;D

Cris dijo...

Jujuju, gran tema: El amor y los Bienes materiales. En muchos casos, donde el amor se quita la careta.

Aprovecho para contar que, cuando leí -hace muchos años- Beatriz y los cuerpos celestes, pensé que me gustaba mucho, pero después no me he vuelto a acordar de él, y ya apenas recuerdo el argumento.

En fins, besotes de qué cosas...

Rosa dijo...

jajajajaja, ¿¿convertir el amor en electrodomésticos??...que bueno, nunca lo había visto así....en fin, mientras no lo convirtamos en neveras "no frost" u hornos pirolíticos..., ya me veo las campañas de san valentín jajaja.
Un beso.

A través del espejo dijo...

Hoola a todas!

Bueno, que conste que a pesar de la ironía y demás recursos "malalechosos", la escena era tal cual. Cutre, sórdida, grotesca... Creo que era uno de esos lugares que toda persona debería visitar antes de decidirse a pasar por "el trance".

Sea como sea, lo mejor de los electrodomésticos es que, en tiempos de crisis como éste, no son solamente objetos: Son inversiones en I+D+i...