jueves, 5 de febrero de 2009

Otra de cine, y van...

La Línea de Sombra (The Shadowline) es una novela corta de Joseph Conrad que describe con apuntes autobiográficos la extraña y compleja relación entre un capitán y su segundo, a través de la voz de éste último, a bordo de una nave en escenarios exóticos. Además, no se narra en tiempo presente, sino mediante recuerdos de juventud, de modo que el lenguaje es utilizado por Conrad con maestría para expresar mediante palabras lo imposible de separar con nitidez lo sucedido realmente de las impresiones que conforman esos recuerdos.

Esa línea de sombra, difusa, borrosa, se extiende y atrapa no sólo a los recuerdos, sino al propio mecanismo de la mente, de tal manera que lo no hablado, lo sospechado, lo intuido, aquello que se teme, lo aparente, se impone a lo real, y la novela va introduciéndonos progresivamente en una inconsciencia de pesadilla, en una incómoda incertidumbre como la de quien está soñando pero no lo sabe.

La duda, la sospecha ante las intenciones y los motivos del capitán, conducen a su segundo por un laberinto de recelos, desconfianza, navegando por la frontera entre la verdad y la mentira, lo real y lo imaginado, la percepción y la alucinación, que nos llevan como lectores por un camino no marcado.

Leí La Linea de Sombra a los 21 años, y tiempo después me sentí empujado a releer pasajes, sin resolver incertezas anteriores.
Años antes yo ya había estado en contacto con esta historia, aunque no lo supe hasta después de haber leído la novela.

No reconocí la historia porque su aspecto estaba muy bien camuflado dentro de una película de ciencia-ficción de 1979. La atmósfera indefinida, carente de nitidez, el miedo y la sospecha materializados en ruidos metálicos distantes, en miradas de reojo, en explicaciones a medias, en jadeos de angustia huyendo a ciegas por corredores oscuros con luces intermitentes y chorros de gas, la incomunicación a través de emisiones de radio entrecortadas e imágenes llenas de interferencias... en fin, mil detalles que convertían en lenguaje cinematográfico las palabras geniales de Conrad que yo aún no había conocido... y todo, por los rincones de una nave espacial llamada "Nostromo", que es el título de un relato de intriga de... Conrad.

Los guionistas Ronald Sushett y Dan O'Bannon se unieron a un director de videos musicales llamado Ridley Scott y al dibujante y maquetista suizo H.R. Giger, coetáneo del creador de comics futurista y cyberpunk francés Moëbius, para crear una obra maestra. Un relato complejo que daba cuerpo a la pesadilla de la imaginación, que crea monstruos. Un monstruo de diseño fálico al que enfrentar a un héroe femenino, agregando así un elemento más a la complejidad de la historia.

Una historia de miedo. Del miedo, del terror atávico a la noche, a los sueños, la oscuridad, la selva, a los monstruos imaginados en la niñez, a lo que no somos nosotros = lo ajeno = alienus = Alien.

Genial.

8 comentarios:

Cris dijo...

Es un tópico, ya, pero la novela siempre es mejor que la peli. Me la apunto; el jueves que viene tengo mi último examen y tengo ganas de leer algo que no tenga nada que ver con la asignatura de comunicación. AAArrrrgggghhhhh!!!

Besos

Rosa dijo...

Alien fué una película que me sobrecogío, esa atmósfera como de metal, densa y fría, ese Alien casi invisible en toda la película pero siempre presente en nuestras cabezas, ese pedazo interpretación de Sigourny (¿se escribe así?).....en fin desconcertante, magnífica. Si como dice Cris en este caso se cumple el tópico, me pido el libro yo también porque no lo he leido.
Gracias por tan sugestiva sugerencia.
Besos.

Fernando García-Lima dijo...

Estoy contigo. La peli, genial.

Pero... ¿en realidad tiene un diseño fálico? :-))

Un abrazo

A través del espejo dijo...

Hola!
A ver, no nos metamos en historias del Mini-Rey... la novela inspira a la película en cuanto a esa incertidumbre tan bien elaborada, a esas sospechas, esas apariencias, como ocurre sobre todo en las relaciones Ripley-Dallas-Ash. Pero ahí termina la semejanza.

Esos nombres no los encontrareis en la novela, pero sí el "espíritu" de lo inquietante.

Fer, yo lo veo fálico... será lo que ese enorme filósofo llamado Resines llama la "mirada sucia"...

Si recordais la peli, también parece deber mucho al relato de Agatha Christie "Diez Negritos": Cada miembro de la tripulación va muriendo por un vicio de su carácter: la curiosidad, la imprudencia, la temeridad, la cobardía...

Rosa, casi, casi, pero es difícil, la verdad: Sigourney.

A tod@s, gracias por venir.

Rosa dijo...

ainssss, la "e". Ahora ya no se me olvida.
Besosss.

Perséfone dijo...

Confieso no haber leído la novela. Quizás debería ir echándole un ojo ¿no?

Un abrazo.

estoliana dijo...

Solo entro a saludar. Me ha encantado tu entrada en mi blog. Siempre me sorprendéis. Me encanta. A veces la vida cambia de color.

No tengo tiempo... así que volveré.

Un beso rápido.

Majo dijo...

Yooo, yo no vine a hablar de cine :P. En serio, llevo sobredosis (o dobledosis, que dice la madre de un amigo)de Clan y me apeteció entrar nomás para decirte que me encanta la foto que te has puesto en el blog. Su color, su temática, su trasfondo... encajan a la perfección aquí.

¿Ya te lo había dicho o será un dejà vu?

Nanit