Aviso del autor: Esta entrada no trata sobre los Juegos Olímpicos de Barcelona.
Oí muchas veces sobre los solitarios. Solían ser hombres serios, y normalmente enfadados. Enfadados con todo el mundo, y a todas horas. Cascarrabias y mal encarados. Por eso se dice de ellos que tienen cara de pocos amigos...
A mis 36 y medio yo soy una persona de pocos amigos. Pero no soy serio ni estoy enfadado. Aunque entre la coraza infranqueable y una cada vez más superada timidez (tengo un blog! guauu, qué avancee!)... He pensado por temporadas en eso, y llego a conclusiones curiosas, y asociaciones también curiosas.
Creo que tiene que ver con la soledad. Recuerdo haberle escuchado a Antonio Gala (mis fuentes son insondables) que los anglosajones saben apreciar con más matices los beneficios de la soledad, y por eso distiguen la solitude de la loneliness. Por distinguirlas, la primera es la deseada, la valorada, la que se busca.
Pensando en eso, he recordado leer a algunos bloggers reflexionando acerca de esa soledad: más o menos asumida, aceptada, resignados, conformados... eufemismos. Entre lo que yo vivo y lo que leí, creo haber podido sacar un par de cosas en claro.
Lo primero es una premisa. Y es que nadie se reconoce en una situación en la que no quiere estar... incluido yo, claro. Así que cuando decimos que la soledad en la que vivimos es más "solitude" que "loneliness", a nuestros ojos así será, y de nosotros dependerá apreciar lo que vean otros puntos de vista, los de esas personas que nos quieren... esos... amigos!! (no me salía).
Bueno, sarcasmos aparte, porque todos los consejos del mundo no servirán para evitar que al final hagamos lo que nos dicen las tripas (nada de corazón, aquí romanticismo nada, que es una emergencia), para el caso es igual tener muchos amigos o pocos, porque la gran mayoría suelen ser conocidos. Y uff, hay tal escala de grises...
Lo difícil es definir "amigo".
Y de eso trata esta entrada. Como yo tengo pocos, les llamaba amigos, cuando son más que nada conocidos amables. Quizás por inflar, por el sonrojo de asociar pocos amigos a mal carácter, y permitir el prejuicio de extender una imagen errónea de mí. (Malditas apariencias!)
El caso es que si tomamos a un amigo por alguien que lo sabe todo sobre ti y aún así quiere tu compañía, yo sólo tengo un amigo.
Y la verdad, prefiero que no sean muchas las personas que lo saben todo sobre mí (esto suele pasar cuando uno no está especialmente orgulloso de su camino andado). De modo que sólo no estoy, así que no puedo hablar de la soledad con pleno conocimiento desde mi experiencia. Y si me pusiese a escribir, divagaría, y haría generalizaciones.
Después estuve pensando que en realidad casi nadie dirá que tiene muchos amigos si se atiene a la definición tan restrictiva que propongo. Y no es por nada, sino porque a ver, por el "macgyveresco" comodín de la "supervivencia sentimental o emocional" (que, insisto, algún día definiré), ¿quién en su sano juicio será completamente transparente para más de una persona... de cada vez?
Los tímidos, los acomplejados y los miedosos, ni nos lo planteamos! Sólo llegamos a hacer entradas de blog, claro.
Oí muchas veces sobre los solitarios. Solían ser hombres serios, y normalmente enfadados. Enfadados con todo el mundo, y a todas horas. Cascarrabias y mal encarados. Por eso se dice de ellos que tienen cara de pocos amigos...
A mis 36 y medio yo soy una persona de pocos amigos. Pero no soy serio ni estoy enfadado. Aunque entre la coraza infranqueable y una cada vez más superada timidez (tengo un blog! guauu, qué avancee!)... He pensado por temporadas en eso, y llego a conclusiones curiosas, y asociaciones también curiosas.
Creo que tiene que ver con la soledad. Recuerdo haberle escuchado a Antonio Gala (mis fuentes son insondables) que los anglosajones saben apreciar con más matices los beneficios de la soledad, y por eso distiguen la solitude de la loneliness. Por distinguirlas, la primera es la deseada, la valorada, la que se busca.
Pensando en eso, he recordado leer a algunos bloggers reflexionando acerca de esa soledad: más o menos asumida, aceptada, resignados, conformados... eufemismos. Entre lo que yo vivo y lo que leí, creo haber podido sacar un par de cosas en claro.
Lo primero es una premisa. Y es que nadie se reconoce en una situación en la que no quiere estar... incluido yo, claro. Así que cuando decimos que la soledad en la que vivimos es más "solitude" que "loneliness", a nuestros ojos así será, y de nosotros dependerá apreciar lo que vean otros puntos de vista, los de esas personas que nos quieren... esos... amigos!! (no me salía).
Bueno, sarcasmos aparte, porque todos los consejos del mundo no servirán para evitar que al final hagamos lo que nos dicen las tripas (nada de corazón, aquí romanticismo nada, que es una emergencia), para el caso es igual tener muchos amigos o pocos, porque la gran mayoría suelen ser conocidos. Y uff, hay tal escala de grises...
Lo difícil es definir "amigo".
Y de eso trata esta entrada. Como yo tengo pocos, les llamaba amigos, cuando son más que nada conocidos amables. Quizás por inflar, por el sonrojo de asociar pocos amigos a mal carácter, y permitir el prejuicio de extender una imagen errónea de mí. (Malditas apariencias!)
El caso es que si tomamos a un amigo por alguien que lo sabe todo sobre ti y aún así quiere tu compañía, yo sólo tengo un amigo.
Y la verdad, prefiero que no sean muchas las personas que lo saben todo sobre mí (esto suele pasar cuando uno no está especialmente orgulloso de su camino andado). De modo que sólo no estoy, así que no puedo hablar de la soledad con pleno conocimiento desde mi experiencia. Y si me pusiese a escribir, divagaría, y haría generalizaciones.
Después estuve pensando que en realidad casi nadie dirá que tiene muchos amigos si se atiene a la definición tan restrictiva que propongo. Y no es por nada, sino porque a ver, por el "macgyveresco" comodín de la "supervivencia sentimental o emocional" (que, insisto, algún día definiré), ¿quién en su sano juicio será completamente transparente para más de una persona... de cada vez?
Los tímidos, los acomplejados y los miedosos, ni nos lo planteamos! Sólo llegamos a hacer entradas de blog, claro.
17 comentarios:
Cuando era pequeña todos los niños de mi clase eran mis amigos. Los vecinitos eran amigos. Parecía Roberto Carlos, quería tener "un millón de amigos y así más fuerte poder cantar".
Cuando fuí creciendo, sobre los trece años, ví que tenía algunos amigos, y aún así eran muchísimos. Ya iba conociendo gente de un año más, de un año menos, hermanos de amigos... cualquier persona por la que sintiera simpatía era mi amigo.
Cuando llegué a los veinte, empecé a distinguirlos, y mi madre me ayudó mucho en eso. Decía: "amigos, amigos... a todos los llamas amigos y algunos te la meterán doblada..."
Así fue, mi madre no era pitonisa, pero sí tenía unos cuantos años más que yo y más experiencia. "Amigas" empezaron a hacerme "malas pasadas", como coquetear con chicos que me gustaban sin demasiado interés serio, sino más bien por subir su autoestima de "tías buenas ligonas" y bajar la mía de "chicaenquiennadiesefija" (no es un cuento, así se demostró, pero es otra historia, larga y desagradable).
"Amigas" dijeron en un lugar público que si yo trabajara en un Pub supondría un fracaso para ese lugar porque los tíos huirían despavoridos, ya que no era la típica tía para la barra de un bar (vaya, que pudo haber usado a Rossy de Palma y me usó a mí de ejemplo).
Así seguiría, viendo castillos de amistad caer. Porque quien se burla de uno no es su amigo.
Pero seguí insistiendo en confiar en la amistad, aunque ya me dolía llamar con esa palabra tan bonita a cualquiera que compartiera un cigarro o una charla conmigo.
Hoy día (tampoco se trata de contar mi vida, que es el blog de otro, ejem), si tengo que llamar "amigas" al grupo de gente con quien me juntaba de más joven y a las que veo sólamente una o dos veces al año y de las que nada sé, ni nada ellas saben de mí, no lo hago. Son X, Y y Z. "Amigas" de las que desconozco su situación laboral actual o incluso su actual dirección, pasan a ser llamadas por sus nombres. Me da reparo usar "mi amiga X".
Sin embargo, sí tengo verdaderos amigos a quienes sólo veo dos veces al año, pero con quienes mantengo un contacto más o menos fluido. Gente a quienes sé que si se presenta visitar me recibirán con los brazos abiertos. Gente que tiene mi número de móvil o mi mail y me escriben y me llaman con más o menos regularidad y a quienes yo respondo de igual manera. Que saben dónde vivo, dónde trabajo y qué es de mi vida. Y que yo sé los mismos datos de la suya.
Amigos que riego con pequeños detalles, que saben que de vez en cuando me sobra un minuto para recordarles que sigo pensando en ellos. Y que, a su vez, me riegan a mí.
No es necesario contacto diario, ni siquiera mensual. Es necesario saber que te quieren y los quieres. Porque eso se sabe.
Aunque de pequeña tuviera treinta y ahora me queden a lo sumo diez, son mis tesoros, mis flores (qué cursi, poddió).
He tenido que ir perdiendo gente por el camino para apreciar a la que tengo ahora.
Y ya paro, que ésto parece una sábana de grande.
Saludos, Espejo amigo ;)
Amigos... considero que tengo alguno. Por lo menos 3 ó 4 Amigos. Pero si la definición que propones es la de alguien que lo sepa todo de mí, entonces no tengo ninguno.
No soy tímida, ni mucho menos, pero soy introvertida hasta el extremo. De hecho, me resulta más fácil publicar en un blog pequeños trocitos de mí que tener que contárselos a alguien cercano.
Yo entiendo por amigo alguien en quien tienes confianza, que sabes que estará ahí si le necesitas, alguien con quien te sientes cómodo, que confía en ti, y que no busca saber más de lo necesario.
.
.
.
.
.
.
Jo, pues sí que eres un espejo, cada vez que entro, me acabo viendo a mí misma.
En fin, besos, amigblote.
De un blog me muevo a otro...y a otro, recuperando trocitos perdidos de gente que ha dejado huella.
Amigos pocos por no decir ninguno pero conocidos muchos. Me siento feliz así ¿Para qué cambiar?.
Saludos.
Pues a mi me ocurre como a Cris, buenos, buenos, buenísimos amig@s tengo 3, luego están lo que tú dices, los conocidos amables, que de esos hay muchos, unos llevan tiempo en mi vida y otros serán pasajeros, pero si me ciño a tu definición tampoco tengo ninguno.
Aunque claro, pensándolo bien, antes tendría que saber que entiendes tú por "lo saben todo sobre mí", porque todo sobre mí no lo sé ni yo. Sí, sí lo sé, eso es rizar el rizo.
En cuanto a la soledad. Nunca me he sentido sola porque me faltase gente, la gente estaba, pero a mi no me servía porque ese hueco no lo podía tapar nadie. Sólo yo. Con esfuerzo aprendí a hacerlo, pero sigo teniendo esa pequeña cicatríz de la soledad que, aún estando cerrada, está ahi. Quizás por eso no tenga a nadie que lo sepa todo sobre mi, quizas por eso no tenga amigos como los que tu defines.
Sí, esa definición de amistad me dá miedo.
Besos.
no existe la amistad !!!
y tengo muchos amigos...si..si suena contradictorio
la amistad es solo un pacto donde dos personas deciden no agredirse,algunos dicen que es un baston para el corazon...
yo descreo
saludos!!!
Afortunado aquél o aquella que tiene, al menos, un amigo/a. Sí, afortunado, muy afortunado/a!
Si hiciera este comentario hace años te diría que tenía un porrón de amigos y me sentía realmente afortunada por ello, pero ahora mismo que tengo muchos menos, te diré que me siento muy afortunada también, sobre todo de haber sabido diferenciar la amistad de lo que no lo era.
Biquiños mil neno!!!
Me gusta tu blog, verdaderamente un buen trabajo, espero poder contar con tu ayuda.
Saludos !
Reholas.
Entro de nuevo porque anoche leí un artículo en una revista sobre este libro: Todas esas amistades peligrosas. El autor decía que no era posible tener muchos amigos al mismo tiempo, porque (copio):"ese grado de confianza y adhesión no se puede cultivar con muchas personas, ya que es una inversión de tiempo de la que hoy no disponemos (...)Por eso, el que diga que tiene muchos amigos o miente o no tiene ninguno de verdad, ya que tener un solo amigo bueno es como tener un seguro de vida".
Eso era, sigo a lo mío ;)
Hola a todos!
Majo:
El repaso que haces de lo que has vivido, no creas que eres una excepción. Al final, he ido conociendo a tanta gente a la que le han minado la confianza en sí misma desde tan antiguo, que creo que somos la mayoría, y que los pocos son los fuertes... Y los peores, los acólitos de los fuertes, más rebaño que nadie. Me cuesta imaginar a alguno de ellos llevando un blog o escribiendo comentarios.
Cris:
Es halagador para alguien como yo que una mujer cuyo blog ofrece una imagen de criterio propio y firme se sienta reflejada en este espejo. Y por cierto, me pareció un recurso ocurrente el que elegiste para representarlo!
Faz:
Me alegra que nos hayamos encontrado, en otro sitio, en otro tiempo. Lo que apenas conozco de ti me habla bien. Te animo a que no dejes de venir, y no sólo de "oyente"!
Rosa:
Te he comprendido perfectamete lo que dices sobre la soledad en medio de la gente (también esto me lleva a versos de Amaral, casualmente).
En relación a tu miedo a una clase de amistad que te haga transparente a alguien más que a ti misma... o incluso antes que a ti misma, a mí todo me lo explica el miedo:
A ser heridos, al dolor, a lo vulnerables que nos vuelve... y cuántas veces nos acaban hiriendo, o acabamos hiriendo, simplemente porque hacemos, o nos hacen ver, que pueden, que podemos...
Cioran el Pirata:
Renuncias a la amistad... Te diré algo: Hola, soy el Pirata Roberts, y antes que yo hubo otro Pirata Roberts. En realidad él tampoco se llamaba Roberts, ya que había heredado el cargo de uno anterior.
Todos lo fueron dejando porque acababan haciendo amistad precisamente con aquél que les habría de suceder.
Así que te ahorarré el tiempo de caer en la cuenta: Renuncia a tu renuncia, Pirata.
Benjet:
Una de las conclusiones de esta entrada que comentamos fue recordarme palabras de una de mis hermanas, que siempre dijo de mí que tengo una buena estrella del tamaño de Antares, año-luz arriba o abajo...
¿Veis? Mi hermana es una de esas personas que me hace sentir a veces que me conoce mejor que yo mismo... aunque no lo sabe todo sobre mí.
Maruxa:
Tarde más o tarde menos, se acaba separando el grano de la paja... A mí me hace preguntarme si ya eran grano y paja, y por tanto era cuestión de tiempo que ocurriera esa separación. Pero casi siempre me respondo que no, que sólo vemos grano y paja porque ya se han separado:
Me atrevo a pensar que mismas personas en mismas circunstancias no tienen por qué volver a tomar mismas decisiones.
Sueñosporcumplir:
No se me ocurre en qué puedo serte útil, y más sabiendo que el formato de mi blog es el de una plantilla que Blogger me ofrece entre un número limitado de ellas.
En cualquier caso, muy honrado!
Y Majo, de nuevo:
Yo me atrevo y afirmo que no se trata solamente de una cuestión de economía de tiempo, sino que desnudarnos ante tantas personas (al menos hacerlo sin taparnos un poco con un "nick", o con un "perfil de usuario") da, como dice Rosa, miedo.
De veras, no quiero ir de sobrado, pero me remito a esos cuatro principios antagónicos (miedos/deseos) para explicar tantas actitudes en las personas... incluida la mentira, claro.
Gracias a todos, de veras. Por hacerme pensar.
Muchas gracias. Creo que aquí todos tenemos criterio propio, y no por eso vamos a apalancarnos. Me gusta proyectarme, me libera, y me gusta aprender de las proyecciones de los demás. Además, tu espejo es universal.
Por cierto, ¿a qué recurso mío te refieres?
Sí, Cris. Entiendo a qué te refieres con la idea de las "proyecciones". No en vano me vino a la cabeza el título de "a través del espejo" por esa misma razón.
Ese atravesar el espejo como una barrera o frontera simbólica entre las personas que muestra cómo nos asemejamos más de lo que creemos, o de lo que nos parece a partir de una "imagen" inicial, por lo que el espejo es al mismo tiempo reflejo y cristal transparente, que se puede traspasar...
Como la ballena cuando atraviesa la frontera al saltar fuera del agua.
El recurso que creí ver era éste:
.
.
.
.
Dejar un espacio en tu texto como expresando el que hace quedar a un espejo justo en medio entre una imagen y su reflejo.
Quizás supuse de más.
Ah! Se me olvidaba. Y en cuanto a lo que dices de que "todos tenemos criterio propio"... a ver cómo lo digo sin sonar como un completo engreído...
En fin, que a veces tengo la sensación de estar leyendo el editorial de uno o dos periódicos muy concretos cuando escucho o leo a esos que creen que hablan y sube el pan. (Sobre todo en sitios en plena campaña electoral, jeje).
Jajaja, sí, últimamente tengo esa sensación con un blog en particular. No le veo por aquí, por cierto, qué raro.
Sí, trataba de dejar un espacio entre tú y yo, como cuando te separas del dibujo que pintas para coger perspectiva. En este caso, coger perspectiva para verme a mí misma.
Besos.
A mís casi 48 años puedo decir con orgullo que he logrado desprenderme de todos mis amigos, si es que alguna vez tuve alguno. Y con los conocidos casi ni me hablo.
El precio que hay que pagar por la amistad es demasiado alto para mí. El precio por expresar lo que dices por no depender de las servidumbres, de los clientelismos, de los chupapollas, de todos aquellos que tienen un millón de amigos, el precio digo, es alto, pero yo al final he decidido pagarlo. Así pues, llamadme por teléfono si quereis, pero ya sabeis que las probabilidades de que conteste son prácticamente nulas. Eso sí, contad con mi agradecimiento anticipado.
No obstante lo cual, diré para mi descargo que frente al común de los mortales, que me cae gordo o muy gordo, también hay una minoría muy menor, que por alguna extraña razón me caen hasta un poco simpáticos.
Y cuidado, no he dicho que tengais que ser vosotros,ja,ja,ja.
P.S. Moi, je ne suis jamais seul, avec, ma solitude.
Muy agradecido por leerte alto y claro de nuevo, Dean. Verte pasar una vez y otra por encima de lo políticamente correcto anima a ver la franqueza como algo imprescindible, en lugar de esconderse de su supuesta mala leche, sometidos tantas veces por suspicacias ridículas.
Un abrazo, y pásate cuando te plazca.
Así lo haré en el futuro, amigo, uy perdón por el desliz,jajaja.(la franqueza no está reñida con la ironía, ¿verdad?)
D.M.
Publicar un comentario