Tarde de domingo (rara), y yo pensando en los Amaral hasta en la sopa, que acabarán por demandarme por plagio. Últimamente los nombro mucho.
Y todo es culpa de la mente, que trabaja asociando ideas por causas diversas y más o menos explicables.
Esta tarde me ha dado por revolver (o seguir revolviendo) entre los pensamientos asociados a algunas entradas que voy leyendo por el Universo Blog adelante. Estuve pensando en el asunto de los llamados "libros de instrucciones", y lo cierto es que divago sin acertar a nada fijo. Podría acogerme a la atenuante de que el jarabe para la tos me impide pensar con coherencia, pero entonces ya serían dos demandas... Si es que ya lo estoy viendo: Manuel Torreiglesias anunciándolo en Saber Vivir: Los Amaral (que ya han tomado sus armas...) se alían con Cinfa contra A Través del Espejo ( oh, noo, ahí vienen los herederos de Lewis Carroll!!! jorrll).
En fin. Que eso, los "libros de instrucciones" así llamados para referirse a detalles de nuestro carácter que en principio no se comparten. Como si fuese una libretita con unas claves anotadas para descifrar qué quieren decir realmente las cosas que hacemos o dejamos de hacer, en cada ocasión.
Me quedo con la palabra "resortes". Nuestras respuestas y actitudes ante los demás, en nuestras relaciones con los que nos rodean, con nuestros ideales, ambiciones, proyectos e ilusiones. Yo creo que todos tenemos una lista de objetivos esenciales en nuestras vidas, y nos comportamos de un modo determinado para conseguirlos. Creo que eso conforma nuestro carácter.
Pero también me dio por pensar que a menudo resultamos contradictorios con respecto a nuestros anhelos. Contradictorios sobre todo a los ojos ajenos. Esto sucede cuando alguien nos intenta demostrar que si realmente decimos ser de una manera y mantenemos los principios que decimos tener, con frecuencia nuestros actos, o lo que dejamos de hacer, los contradicen.
Pero eso es casi siempre así porque los demás no harían las cosas que nosotros sí hacemos para alcanzar los mismos objetivos, y esa falta de coincidencia es la que explica la supuesta contradicción.
Y es justo el ponerse a explicar por qué seguimos esos "cómos" lo que significa "entregar nuestro libro de instrucciones".
Lo siguiente es preguntarse si el riesgo que conlleva toda esa desnudez se compensa con el premio de la lealtad... y sí, acertáis, casi nunca compensa.
Quienes estén más seguros de su coherencia suelen expresarla hacia los demás con una personalidad muchas veces juzgada como arrogante, o sobrada, y otras veces como magnética o admirable... o envidiable.
Sea como sea, ahí están los "cuatro jinetes del Apocalipsis" de siempre, al acecho, para impedirnos ser libres sintiéndonos a gusto con nuestro Yo: El miedo al rechazo, la necesidad de ser aceptado, la necesidad de ser diferente, y el miedo a no existir en los demás.
Y todo es culpa de la mente, que trabaja asociando ideas por causas diversas y más o menos explicables.
Esta tarde me ha dado por revolver (o seguir revolviendo) entre los pensamientos asociados a algunas entradas que voy leyendo por el Universo Blog adelante. Estuve pensando en el asunto de los llamados "libros de instrucciones", y lo cierto es que divago sin acertar a nada fijo. Podría acogerme a la atenuante de que el jarabe para la tos me impide pensar con coherencia, pero entonces ya serían dos demandas... Si es que ya lo estoy viendo: Manuel Torreiglesias anunciándolo en Saber Vivir: Los Amaral (que ya han tomado sus armas...) se alían con Cinfa contra A Través del Espejo ( oh, noo, ahí vienen los herederos de Lewis Carroll!!! jorrll).
En fin. Que eso, los "libros de instrucciones" así llamados para referirse a detalles de nuestro carácter que en principio no se comparten. Como si fuese una libretita con unas claves anotadas para descifrar qué quieren decir realmente las cosas que hacemos o dejamos de hacer, en cada ocasión.
Me quedo con la palabra "resortes". Nuestras respuestas y actitudes ante los demás, en nuestras relaciones con los que nos rodean, con nuestros ideales, ambiciones, proyectos e ilusiones. Yo creo que todos tenemos una lista de objetivos esenciales en nuestras vidas, y nos comportamos de un modo determinado para conseguirlos. Creo que eso conforma nuestro carácter.
Pero también me dio por pensar que a menudo resultamos contradictorios con respecto a nuestros anhelos. Contradictorios sobre todo a los ojos ajenos. Esto sucede cuando alguien nos intenta demostrar que si realmente decimos ser de una manera y mantenemos los principios que decimos tener, con frecuencia nuestros actos, o lo que dejamos de hacer, los contradicen.
Pero eso es casi siempre así porque los demás no harían las cosas que nosotros sí hacemos para alcanzar los mismos objetivos, y esa falta de coincidencia es la que explica la supuesta contradicción.
Y es justo el ponerse a explicar por qué seguimos esos "cómos" lo que significa "entregar nuestro libro de instrucciones".
Lo siguiente es preguntarse si el riesgo que conlleva toda esa desnudez se compensa con el premio de la lealtad... y sí, acertáis, casi nunca compensa.
Quienes estén más seguros de su coherencia suelen expresarla hacia los demás con una personalidad muchas veces juzgada como arrogante, o sobrada, y otras veces como magnética o admirable... o envidiable.
Sea como sea, ahí están los "cuatro jinetes del Apocalipsis" de siempre, al acecho, para impedirnos ser libres sintiéndonos a gusto con nuestro Yo: El miedo al rechazo, la necesidad de ser aceptado, la necesidad de ser diferente, y el miedo a no existir en los demás.
3 comentarios:
Precisamente he estado ahora escribiendo sobre mis incoherencias, pensando que viéndolas publicadas me daría cuenta de lo ridículas que son. Pero no te creas...
Caer en la contradicción es muchas veces inevtable, y quienes proclaman su coherencia a los cuatro vientos me levantan sospechas.
Besos.
Hala, qué risa! Si nos falta ponernos a charlar directamente. Qué de casualidades!
Yo estoy muy tranquilo: No me tengo por nada coherente. O al menos, líbreme nuestra señora del abrigo de pana de alardear de coherencia.
Very interesting entrada!! (ups, lo siento, pasé un rato hoy estudiando inglés :P)
Sobre el tantas veces comentado "manual":
"La novedad atrae la atención y aún el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto; apenas nos dignaríamos a mirar el arco iris si éste permaneciese por mucho tiempo en el horizonte." (Auerbach)
Sobre la coherencia:
"Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras".
Ahora ya me toca a mí :$:
Mucha confianza, mucha conversación, mucho intercambio de opiniones, mucha debilidad soltada, muchas verdades u opiniones "políticamente incorrectas" dichas sin ser demasiado conscientes de que alguien nos está leyendo o escuchando. A todo ello se le suma una memoria relativamente "buena", o mejor dicho, una buena retentiva, y tienes como resultado un saco lleno de contradicciones.
Si eso lo hacen ver los ojos de los demás, no sé... Uno mismo debería tratar de ser coherente cuando se afirma algo, al menos, cuando se afirma con vehemencia.
Firmado: una de las personas más contradictorias que os podáis encontrar paseando por el mundo.
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