lunes, 4 de agosto de 2008

Cine: Dos maneras muy distintas de decir "te amo" ( I )



En los últimos días tuve la oportunidad de verlas en la tele. La primera no se presenta como una historia de amor, sino que ésta forma parte del argumento, como una trama más, aunque según avanza el metraje se impone como respuesta a todas las cuestiones que nos estuvieron intrigando desde el comienzo de la peli.

De hecho, el formato inicial es el de una historia de intriga, una especie de policíaco en el que el peso de la investigación corre a cargo de un psiquiatra, sumado al ingrediente de que sucede en un escenario futurista, pero no de ciencia-ficción al uso, sino de ese futurismo posible y probable, como el que vimos en el clásico "2001". Como efecto para aumentar el suspense, los personajes que el psiquiatra se va encontrando están en estado de shock, puesto que en la nave que ocupan ha ocurrido una tragedia y hay personas muertas, cuyos cuerpos se guardan en la cámara frigorífica, y las explicaciones que pueden aportar se hacen difíciles o inverosímiles.

A través de flash-backs, fragmentadamente, vamos conociendo la tragedia personal del psiquiatra, cuyas consecuencias en sus recuerdos tendrán efectos esclarecedores y determinantes en su investigación. En el clímax de la historia, el protagonista tendrá que hacer una elección capital, y es esa decisión la que convierte esta película ( que a buen seguro muchos calificarán como "difícil") en una declaración de amor que me conmovió, sin recurrir a ninguno de los gastados recursos de las pelis románticas de toda la vida.

Y es en esto donde quiero hacer hincapié, en lo hondo que me llegó el trasfondo de la historia: La crucial elección del ser humano entre lo racional y lo espiritual, y cómo el amor es una cuestión de toda naturaleza menos racional. Es fundamental comprender que se trata de la elección de un científico, de un hombre de ciencia, frente a lo aparente, a lo inexplicable... a lo irracional. Y además, manifiestamente ateo, lo cual, viendo la película, hace que su decisión implique algo tan emocionante, tan fascinante, tan (de nuevo) conmovedor, como renunciar a sus principios, a su credo... por amor.

La peli tiene muchísimo por donde rascar, pero esta vez sólo quise comentar esta faceta. La recomiendo, pese a su presunta "dificultad": Solaris ( yo vi la versión americana, que el original es una peli soviética homónima, de 1.972, dirigida por Andrei Tarkovski ).

1 comentario:

Paula dijo...
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